El
precio del Nirvana:
Prólogo:
Prólogo:
El
callejón era oscuro, apartado y silencioso. Sus pisadas
desesperadas, cansadas, se arrastraban por el suelo asfaltado. Al
llegar al final se topó con un muro contra el que descansaban
varios contenedores. Se arrodilló echándose hacia atrás, dejando
caer todo su peso contra la pared. Parecía que lo había
despistado. Después de todo, había sido campeón de atletismo no
hacía mucho tiempo.
Cerró
los ojos, y pensó en todo lo acaecido esa noche. Había sido tan
extraño... Antes de que pudiera darse cuenta estaba siendo
perseguido por un psicópata que le había propinado una brutal
paliza y lo había amenazado dispuesto a hacerle picadillo con un
instrumento completamente desconocido para él.
Y
ahora estaba allí, perdido en el corazón de la ciudad. Perdido y
sin teléfono móvil. Pero aquello había terminado. Esperaría
unas horas antes de salir de detrás de aquellos contenedores y
pediría ayuda a gritos. O eso pensaba...
De
repente, oyó un murmullo, una especie de cántico grave acompañado
por el sonido de unas zapatillas de tela arrastrándose vagamente
hacia donde él se encontraba. Sin prisa, sin pausa. El individuo
sabía perfectamente dónde se encontraba.
Fue
entonces cuando Ray reconoció a su atacante. Tembló. Estaba débil
y arrinconado, no podría huir. Miró a su alrededor intentando
buscar alguna salida, alguna esperanza que le proporcionara un hálito
de vida: una posibilidad de escapar. Pero fue en vano. Llegados a ese
punto, pensó que, quizás hubiera sido mejor haber seguido corriendo
hasta que alguien lo encontrara, y no meterse directamente en la boca
del lobo, oscura, fría y sentenciante.
Su
perseguidor fue aminorando la marcha hasta que se posicionó a un
metro de él. Le sonrió. Era una sonrisa brillante y serena, aunque,
por el contrario, sus ojos reflejaban euforia. Eran ese tipo de ojos
que sólo está presente en los locos, ojos tornados en blanco casi
en su totalidad, ojos de placer..
Levantó
su extraño artilugio. Una enorme vara de bambú hueca terminada en un afilado pico. De su interior había empezado a manar
un liquido incoloro.
El
atacante dio un paso hacia delante, bajó el imponente báculo y alzó una mano en la dirección de Ray.
En
ese instante, todo su mundo se transformó en dolor y angustia.
Su cuerpo se estremeció intentando huir inútilmente..entonces, lo
entendió: no había nada que hacer. Cerró los ojos y se dejó
morir. Lo ultimo que escuchó fue esa voz, ese cántico
incomprensible alejándose. Le ardía el pecho, pero eso ya no le
importó más..
Eran
las 22:22.
No hay comentarios:
Publicar un comentario