Paradise City

Nadie sabe ahora  mismo lo que estaría dispuesta a dar por desaparecer un tiempo en algún sitio. Abrir la maleta y meter unicamente mi cuaderno y mi mp3. Y escribir, pasarme la vida dejando mis ideas fluir. Dejar surgir por mis dedos las palabras enquistadas en mi mente, encajarlas y darle forma a mi obra. Morir por un fin, y no en el trayecto.

Ahora mismo, todo lo que conozco se tambalea en la fina línea entre la realidad y la ficción, entre lo que captan los sentidos y lo que se escapa entre sus dedos.

La posibilidad de ser feliz cada día se aleja más de mi lista de objetivos y me gusta reflexionar sobre el por qué de las cosas, aunque jamás llego a una conclusión satisfactoria.

Frustra ver que a las malas personas les va de puta madre y en cambio una se va hundiendo poco a poco en la mierda.

Espero que todo salga bien (no sé si en vano). Y al igual que escribo aquí para contar mis penurias, compartir también mis alegrías.

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Reflexiones.

Un anhelo, un suspiro, una esperanza, una caricia...un beso, un te quiero...

Somos seres vulnerables. Locos con caminos andados al azar. Forjando experiencia con cada caída, cada golpe o cada sonrisa sacada. Deseosos de un mimo, un abrazo, una palabra que nos haga sentir importante para alguien con quien puedas compartir tus alegrías y tus llantos. Tu cielo y tu infierno. Lo bueno y lo malo...pero tanto una cosa como la otra tiene su final, por eso, no esperes que algo bueno dure para siempre. Tampoco pienses que tu agonía será eterna.

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